miércoles, 24 de febrero de 2010

El patrimonio en España

La importancia que le damos al patrimonio no siempre fue así, es decir hasta la llegada del nacionalismo y, por tanto del romanticismo el patrimonio histórico era tratado con displicencia por la sociedad. Pero cuando llegaron las nuevas clases dominantes del capitalismo y por tanto necesitaban una cosmología propia se hizo patente entonces la necesidad de usar el patrimonio para unos fines de construcción nacional, por ejemplo en la segunda mitad del XIX, Cataluña, surge el movimiento catalanista y, es por esos años cuando se hizo la reconstrucción del monasterio de Ripoll pero también fue la época de la destrucción de la “Ciutadella” ya que para el movimiento romántico catalán era un insulto a la patria. Bien, con la arqueología pasaba más o menos lo mismo, trabajaban para un ideal burgués de la historia.

Uno de los métodos que tiene el estado español para proteger el patrimonio es convertirlos en paradores nacionales. Esta política de infraestructura turística es continuadora de la desarrollada por la Comisaría Regia de Turismo, creada en 1911 y que dependió del Marqués de Vega Inclán, si bien los postulados defendidos por uno y otra a la hora de actuar sobre los monumentos eran diametralmente opuestos. Es más, las tareas de adecuación hotelera se emprenden al margen de la labor desarrollada por los organismos oficiales encargados de la conservación y protección del patrimonio. Mientras algunos edificios se convierten en establecimientos hoteleros sin grandes reestructuraciones, como los conventos de San Francisco de Almagro, de Jesús de Mérida y agustino de Chinchón, o los palacios de Ubeda y Zamora, en otros, especialmente castillo y fortalezas, la adaptación resultaba problemática, como en Jaén, Alarcón, Oropesa, Sigüenza, debiendo sufrir intervenciones violentas y transformaciones profundas en el diseño. Se tiende a crear una escenografía folklorista y pintoresca, sin considerar la realidad histórica y el valor documental del edificio. Se establece el historicismo en el diseño, buscando más la apariencia que el respeto al edificio original. El resultado es un amplio conjunto de obras en las que el “pastiche” triunfa, creándose unas escenografías pretenciosas, grandilocuentes e incluso terroríficas, todo ello un diseño de escasísima calidad, que incluye todos los elementos de la decoración.(1)

El uso del pasado, y los problemas que lo rodean, va más allá de la cuestión específica de quién posee el qué. Se refieren a temas ideológicos y económicos. Pero tampoco se limita, sin embargo a la ideología. En algunas partes del mundo tiene una importancia económica fundamental. La arqueología demuestra por ejemplo, que en muchas regiones donde el suelo es estéril floreció alguna vez la agricultura. Por tanto nos ofrece datos para poder investigar.

La legislación de un estado determinado (aquí cogeremos Cataluña) protege en general el patrimonio, ahora en realidad hay dificultad de discernir cual merece ser considerado como patrimonio histórico y cual no. Bien desde el PIACAT (Pla Integral per l’Arqueologia a Catalunya) también se lo preguntan: Des de la Llei del Patrimoni Cultural Català, el 1993, l'Arqueologia a Catalunya esperava saber com encarar el seu futur, quina visió de conjunt en tenim, cap a on creiem que volem anar, amb quin model, quines eines donarem als territoris, com ajudarem a què la recerca, la formació, el patrimoni arqueològic, promotors i particulars gaudeixin d'un patrimoni comú en les millors condicions possibles i en condicions justes. Preguntes i aspiracions a les quals el reglament de 2002 no va donar resposta. (2)

Por otro lado tenemos lo que define la “Generalitat de Catalunya” como patrimonio cultural: «El patrimoni cultural és un dels testimonis fonamentals de la trajectòria històrica i d’identitat d’una col·lectivitat nacional. Els bens que l’integren constitueixen una herència insubstituïble, que cal transmetre en les millors condicions a les generacions futures. La protecció, la conservació, l’acreixement, la investigació i la difusió del coneixement del patrimoni cultural és una de les obligacions fonamentals que tenen els poders públics».

Conclusión

El mundo durante el segundo período del siglo XX se ha vuelto más comercial, y si observamos desde la caída del bloque soviético en 1991 se ve un progresivo fortalecimiento del sistema capitalista. Por tanto la arqueología también se ha imbuido en el mundo del capital y no nos tiene que parecer nada raro de que haya un auge de la arqueología contractual. Pero también tenemos que tener cuidado con lo referente a los museos, ya que cada vez valoran más la cantidad que la calidad artística o divulgativo del objeto.

Como dice Renfrew y Bahn «el pasado es un gran negocio: para el turismo y las salas de subastas. Posee una enorme carga política, poderosa y significativa desde el plano ideológico. Y el pasado, o lo que queda de él, está sometido a una destrucción cada vez mayor. ¿Que podemos hacer respecto a estos problemas?»(3)

1 Morales A.J., Patrimonio histórico-artístico, Historia 16, Madrid 1996, pàgina 135-136.

2 Pla Integral per l’Arqueologia a Catalunya, 2008.

3 Renfrew C. y Bahn P., Arqueología. Teorías, Métodos y Práctica, Akal, Madrid 1993, página 487.

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